Empiezan las traiciones en Morena

Si algo tenía positivo el Partido Revolucionario Institucional era su capacidad de trabajar al unísono como un solo hombre, ya que se trataba de una fuerza política bien estructurada, respaldada por el gobierno en turno y escalonada como un ejército romano. ¡Lástima que utilizaron esa estructura para robar y saquear al país en detrimento del pueblo!

 

Después de que, en las pasadas elecciones del primero de julio, el pueblo de México terminó con el reinado del mal, es decir, del PRIAN, éste dejó una estela de corrupción en Morena. Los llamados chapulines ahora se encuentran en los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), gobernando a lado del ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien consciente o inconscientemente sabe que en su gobierno y en su partido hay todavía mucha corrupción.

Tras cinco meses de gobierno obradorista, los senadores de Morena han traicionado la Cuarta Trasformación. A causa de ellos, pese a que tienen la mayoría, no pudieron aprobar la eliminación de la reforma educativa de Peña Nieto. Salomón Jara, pieza fundamental para la abrogación de la reforma educativa, desapareció y echó a perder el resolutivo, pero no solamente él sino también otros tres senadores. ¿Casualidad? No, en política no hay casualidades sino causalidades.

Basta con recordar que Salomón Jara es amigo de Ricardo Monreal y Alejandro Armenta, quien estuvo de la greña con Yeidckol Polevnsky por su nominación a gobernador de Puebla por parte de Morena. ¿Curioso no?

Andrés Manuel López Obrador dijo bonachonamente en su mañanera que “así es la democracia y que hasta las piedras cambian de parecer”, con lo que se refirió a Salomón Jara, Alejandro Armenta y Ricardo Monreal, quienes al parecer tienen cotos de poder que afectan al presidente de la república. Siempre es así en la política mexicana: no hay palabra de honor sino intereses. Morena ya es parte del problema, así como el PRIAN.

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