RICARDO MONREAL ¿TRAIDOR O ESTRATEGA?

Después de que las comisiones  de Trabajo y Previsión Social, de Estudios Legislativos y del Senado aprobaran el dictamen que busca regular el outsourcing, el coordinador de Morena, Ricardo Monreal pidió suspender la discusión de este tema para que primero sea analizado en Parlamento Abierto.

Corria el año del 2019 del 5 de diciembre cuando  el senador Ricardo Monreal hecho abajo la ley de regulación del outsourcing

En un documento enviado por el líder de Morena, en su calidad de presidente de la Junta de Coordinación Política, a la presidenta de la Mesa Directiva, Mónica Fernández, pide que el proyecto de decreto que adiciona diversas disposiciones a la Ley Federal de Trabajo y la del Seguro Social sea pospuesto

Ya antes, el senador  Gómez Urrutia, presidente de la Comisión del Trabajo y Previsión Social, celebró la aprobación en comisiones de estas reformas que él mismo había promovido desde el mes de octubre

En conferencia de prensa, Gómez Urrutia señaló que se había acordado, por unanimidad, presentar ante el pleno el proyecto de decreto.

Morena y sus aliados en las comisiones aprobaron el dictamen que busca regular la subcontratación para eliminar los esquemas de outsourcing ilegales y obligar a las empresas subcontratistas a pagar cuotas al IMSS e Infonavit.

¿Que hace que el trabajo del Monreal se vuelva tan controvertido? ¿Ha que plan obedece este cambio drástico en no aprobar dicha ley para beneficio de los trabajadores mexicanos?

Este comportamiento del senador Monreal no es nuevo ya que su carrera política está plagada de claroscuros, que ni el mismo partido de morena sabe que sucede con él.

Para eso hay que referirnos a su carrera política para entender el porqué de estos cambios

Monreal ha vivido del presupuesto 32 años  brincando de un puesto de elección popular a otro. En 1985 se inició como primer regidor y secretario del ayuntamiento de Fresnillo, Zacatecas, en la planilla postulada por el PRI, partido en el que militó hasta 1998, claro ya trae en la sangre al tricolor

Después ha sido tres veces diputado federal por diferentes partidos (PRI, PRD y Movimiento Ciudadano); dos veces senador también por diferentes siglas (PRI y PT); gobernador de Zacatecas (1998-2004) y jefe delegacional en Cuauhtémoc (desde 2015). Quiere decir que cuando no se cumplen sus caprichos inmediatamente salta a otro partido politico

 

Su actuación política ha estado colmada de escándalos, por ejemplo

En 1998 el entonces presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer, decidió no postularlo como candidato a la gubernatura de Zacatecas por supuestos nexos de su familia con el crimen organizado. Monreal no aceptó la decisión y por invitación de Andrés Manuel López Obrador, entonces presidente nacional del PRD, decidió aceptar la candidatura de dicho partido y convertirse en el primer gobernador perredista, pues la única entidad que gobernaba el sol azteca desde 1997 era el entonces Distrito Federal.

En abril de 2009 el gobierno de Zacatecas decomisó más de 14 toneladas de mariguana de una bodega propiedad de uno de sus hermanos, Cándido, y nuevamente se habló de los vínculos de su familia con el crimen organizado.

Pero particularmente a partir de que asumió como jefe delegacional en Cuauh­témoc se ha visto involucrado en diversos incidentes.

Primero, las amenazas de muerte en contra suya, mediante carteles en diversos puntos de la demarcación, acusándolo de ser demasiado exigente con la burocracia de la misma y por su relación con el comercio ambulante; pocos días después, porque dejaron en su oficina un sobre con 1 millón y medio de pesos en efectivo, con el único mensaje de que después lo visitarían; más tarde afloró el caso de una investigación pendiente a su directora de Desarrollo Social, Bennelly Jocabeth Hernández Ruedas, detenida el 27 de julio de 2015 en el aeropuerto de Tapachula cuando se disponía a abordar un vuelo privado a Toluca, con 1 millón de pesos en efectivo.

El manejo de grandes cantidades de dinero en efectivo por sus subalternos parece ser su sello en los últimos años, pues el 16 de septiembre de 2016 a Pedro Pablo de Antuñano, director Jurídico y de Gobierno de su delegación, le encontraron en su auto una caja con 600 mil pesos en efectivo; y el pasado 4 de junio detuvieron en Ecatepec a su chofer, con 20 mil pesos en efectivo y una pistola calibre .32. En todos los casos, Monreal se ha deslindado y ha dicho que son maniobras para desprestigiarlo.

Lo mismo hizo el pasado febrero, cuando Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la Impunidad lo acusó de entregar contratos de obras y servicios a cuatro empresas zacatecanas y a cuatro personas físicas oriundas del mismo estado y además amigas cercanas de su hija, Catalina Monreal, por valor total de 266 millones de pesos.

Con estos antecedentes Monreal es un blanco ideal para los partidos opositores, que tendrían mucho material para atacarlo en una campaña política. Así, son lógicos los resultados de la encuesta de Morena en el sentido de que él era el candidato peor percibido y considerado el menos honesto.

Pese a ello, Monreal es un candidato fuerte para el Gobierno de la Ciudad de México y puede restarle muchos votos a Morena en la capital del país y eventualmente arrebatarle el triunfo.

Varios partidos le ofrecerán la candidatura y aunque, según la legislación electoral, no puede ser candidato por otro partido por haber participado ya en el proceso interno de Morena, como éste estuvo disfrazado de designación de un coordinador, podría haber vías legales para evadir dicho impedimento.

Pero más allá de lo que suceda en la elección de jefe de Gobierno de la Ciudad de México, a Andrés Manuel López Obrador debe preocuparle el impacto que una eventual candidatura de Monreal puede tener en la elección presidencial de 2018, pues es muy probable que sea un proceso muy competido, que se decidirá por una pequeña diferencia, por lo que debe cuidar todos los votos.

Hoy, como en las dos anteriores oportunidades, López Obrador será el centro de los ataques de los grupos hegemónicos (económicos y políticos) que buscan mantener el statu quo y sus privilegios, por lo tanto, tiene que corregir errores. En estos momentos las encuestas no muestran la ventaja que tenía en 2006 (Proceso 2126) y difícilmente emergerá otro fenómeno como el #YoSoy132, que lo catapultó en 2012, por lo cual el esfuerzo debe ser mayor y más cuidado.

Ocuparse del caso Monreal no significa ceder a sus presiones, pero sí implementar la estrategia que le permita controlar los eventuales daños que le pueda causar, pues no puede darse el lujo de perder ningún voto. No es la primera ni será la última embestida en su contra, pero si quiere ganar la elección el 1 de julio de 2018 tiene que tener una muy bien cuidada estrategia y no puede cometer ningún error.

Después de que, en las pasadas elecciones del primero de julio, el pueblo de México terminó con el reinado del mal, es decir, del PRIAN, éste dejó una estela de corrupción en Morena. Los llamados chapulines ahora se encuentran en los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), gobernando a lado del ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien consciente o inconscientemente sabe que en su gobierno y en su partido hay todavía mucha corrupción.

Tras doce meses de gobierno Obradorista, los senadores de Morena han traicionado la Cuarta Trasformación. A causa de ellos, pese a que tienen la mayoría, no pudieron aprobar a la primera oportunidad la eliminación de la reforma educativa de Peña Nieto. Salomón Jara, pieza fundamental para la abrogación de la reforma educativa, desapareció y echó a perder el resolutivo, pero no solamente él sino también otros tres senadores. ¿Casualidad? No, en política no hay casualidades sino causalidades.

 

Basta con recordar que Salomón Jara es amigo de Ricardo Monreal y Alejandro Armenta, quien estuvo de la greña con Yeidckol Polevnsky por su nominación a gobernador de Puebla por parte de Morena. ¿Curioso no?

 

Andrés Manuel López Obrador dijo bonachonamente en su mañanera que “así es la democracia y que hasta las piedras cambian de parecer”, con lo que se refirió a Salomón Jara, Alejandro Armenta y Ricardo Monreal, quienes al parecer tienen cotos de poder que afectan al presidente de la república. Siempre es así en la política mexicana: no hay palabra de honor sino intereses. Morena ya es parte del problema, así como el PRIAN.

 

 

 

 

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