Cinismo del PAN en su máxima expresión hace reír al pueblo de México

Nuevamente el PAN está en el ojo del huracán. Sus elementos, como banda criminal, demuestran uno a uno su derecha reaccionaria en el Senado de la República y tratan de retrasar la selección de la terna para elegir al secretario de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

 

El PAN, un partido político que, con su minoría, ya no debería existir por sus malas decisiones y gobiernos corruptos, trata de atar de manos al Legislativo que debe sacar ese trabajo ya atrasado. Lo peor de todo es el cinismo de su grupo parlamentario, que, al verse superado en el pleno, “miente así como respira”, como diría el presidente López Obrador, y grita a diestra y siniestra que los de la coalición de Morena no tienen ética y son mentirosos, señalando principalmente a Martí Batres, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

 

El PAN ha superado todas las expectativas del cinismo, la arrogancia y las malas actitudes de un partido político pronto a desaparecer. ¿Qué podemos esperar como mexicanos de estos legisladores que sólo se preocupan por tener poder a como dé lugar? Es una lástima que el PAN se haya convertido en una cueva de salteadores, asesinos y mentirosos.

 

No es que el PAN haya enarbolado la ética y los buenos principios alguna vez, ya que desde su fundación ha tenido claroscuros en el poder. De hecho, podemos decir que son más oscuros que claros al gobernar. En el libro Raíz nazi del PAN, el caricaturista Rafael Barajas el Fisgón expone las influencias nazis, fascistas y franquistas que tuvo en sus orígenes el PAN, partido fundado en 1939, en pleno auge de esas corrientes totalitarias.

 

Buena parte de las 238 páginas de las que consta el volumen está dedicada al contexto nacional e internacional en que se desarrolló la derecha católica durante las primeras décadas del siglo XX, es decir, a lo eventos que condujeron a la formación del PAN, el partido derechista que llegó al poder en el 2000. Además, Barajas refiere tanto los vínculos de Manuel Gómez Morín y de otros destacados panistas con grupos radicales como la simpatía que en su tiempo mostraron por los gobiernos de Franco, Hitler y Mussolini.

 

Por su parte, en el libro Los orígenes del PAN, Pablo Moctezuma Barragán dice que, en el sometimiento a los intereses del imperialismo, Morín no sólo fungió como agente del gobierno mexicano sino, ante todo, como empleadillo de los intereses yanquis. Al respecto, el autor relata algunos episodios bastante sintomáticos acerca de quién mandaba en realidad en las “negociaciones”.

 

En uno de los encuentros con Lamont, Morín es corrido de la oficina del funcionario norteamericano, pues Lamont se molestó por las exigencias “excesivas” de Morín, quien pedía un plazo para la presentación de un plan para el pago de impuestos por la extracción de petróleo por parte de las compañías extranjeras. Lamont le mostró a Morín las copias de los telegramas cruzados entre De la Huerta y él, aclarándole que la instrucción de De la Huerta era negociar y no presentar “ultimátums”. De esta manera, Morín fue retirado de las negociaciones.

 

Finalmente, se firmó un acuerdo más vergonzoso que el promovido por el fundador el PAN, en donde se establecía que los magros impuestos que pagarían las compañías estadounidenses por el saqueo de nuestro petróleo se destinarían íntegramente al pago de la deuda externa.

 

El mismo Morín le informó a un amigo acerca de sus tratos con los magnates financieros gringos y con The Big Five, las cinco grandes empresas extranjeras que tenían el monopolio del petróleo. Sin embargo, no todo es humillación en el periplo de Morín en EUA, ya que aprovechó su estadía para matricularse en la Universidad de Columbia y tomar cursos de economía. Morín, sin duda, representa un caso temprano de la estrategia del imperialismo: educar a los cuadros políticos de los países coloniales en sus valores e intereses.

Uno de los “logros” de Morín como tecnócrata del sistema es haber sido el arquitecto de las instituciones que más interesaban e interesan al gran capital financiero e industrial. Morín es diseñador y fundador del Banco de México, cuya cacareada autonomía permite a la burguesía determinar la política macroeconómica de manera independiente a los inconvenientes producidos por los cambios de gobierno. Así pues, creó un Estado dentro del Estado. Además, fundó Banobras y se interesó por la creación de la Bolsa Mexicana de Valores.

Ése es el PAN y ésos son sus miembros que sólo se preocupan por el poder y tratan de destruir a como dé lugar a México, ya que, como dice el dicho, “si no eres mía, no serás de nadie”. Aunque muchos panistas han saltado como chapulines a otros partidos, incluido Morena, no tardarán en sacar el cobre y traicionar a quien le ha dado confianza, porque sus exmiembros, simpatizantes y actuales dirigentes se ven identificados entre ellos y tienen un común denominador: el poder y el dinero.

El cinismo seguirá. Prueba de ello es Anaya, quien, en relación al audio de él y Leopoldo Domínguez, dice que no es él. ¿Ahora resulta que existen personas con la misma voz que el excandidato presidencial?

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