“VOTACIONES, ¿ES ENGAÑADO EL MEXICANO, O SUFRE DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO?”

CIUDAD DE MÉXICO 09-06-21, Elcomplotv-“Como perro que  vuelve a su propio vómito,  y la puerca lavada a revolcarse  en el estiércol, así es el necio que repite su necedad” muy dura expresión que utilizo el hombre más grande de todos los tiempos para referirse a las personas que repiten sus equivocaciones, pues el ser humano es el ser que tropieza siempre con la misma piedra.

La mayoría de los mexicanos, siempre hemos estado subyugados por conquistadores, ya sean españoles, franceses, norteamericanos, etc. pero lo que es peor, fuimos subyugados por nuestros mismos hermanos de sangre y actualmente por políticos corruptos y sin escrúpulos. ¿Será que el mexicano tiene culturalmente el problema del síndrome de Estocolmo? ¿Será que hemos desarrollado un vínculo afectivo entre los políticos corruptos (captores) y los ciudadanos (rehenes)?.

¿Por qué si partidos como el PRI Y EL PAN le han hecho un daño enorme a nuestro país, siguen ganando elecciones?

¿Por qué el día de la elección los votantes no reflexionan, hacen memoria, sacan la lista de agravios y votan por una opción diferente?

El cinismo de nuestra clase política es enorme por una razón muy sencilla: la estrategia funciona. Pero la pregunta es más profunda y va más allá del tráfico de favores y el reparto de despensas.

En épocas de Google es fácil tener memoria, entonces por qué amplias franjas de la población siguen cayendo en el juego perverso del acarreo y el clientelismo. La respuesta es dolorosa: porque la mayor parte de los votantes sigue siendo pobre.

Y la pobreza afecta de manera sustancial la forma en que las personas toman decisiones. Eso es lo que sostienen el psicólogo de Princeton, Eldar Shafir y el economista de Harvard, Sendhil Mullainathan.

La denominan “psicología de la escasez” y básicamente explica que, a la hora de tomar decisiones racionales y de largo plazo, hay una diferencia enorme entre quienes viven en situación de escasez permanente (o pobreza) y quiénes no.

Quadri-y-Zavala

Las personas que experimentan situación de escasez son extremadamente hábiles para gestionar los problemas en el corto plazo. Resultan realmente buenos para llegar al final del día, la quincena o el mes. Pero no lo son para tomar decisiones en el largo plazo, tales cómo, qué candidato será mejor los próximos seis años para gobernar su país o su estado.

 Cuando se es pobre, la prioridad es sobrevivir. Por eso tiene sentido aceptar la despensa o recibir los 200 pesos que me dan por mi voto, porque resuelve mi problema más urgente: comer este día, transportarme al trabajo, pagar las medicinas que necesito, ir a un espectáculo gratuito a manera de escape. Literal: pan y circo.

Las estadísticas mundiales señalan que los pobres toman peores decisiones que los ricos: beben más, comen comida chatarra, no ahorran, gastan en trivialidades. No es porque sean tontos, sino porque su capacidad racional se ve mermada por su condición material. Lo mismo aplica si se es rico y educado pero se es sometido a una situación de escasez. Es decir, la pobreza nos hace más ineptos. Según las mediciones, la sensación de escasez resta entre 13 y 14 puntos al coeficiente intelectual. “Comparable a dejar de dormir una noche o a las consecuencias del alcoholismo”.

La conclusión es muy relevante: la escasez afecta la mente y nos vuelve incapaces de tomar decisiones de largo plazo. Somos más susceptibles de votar por quien nos resuelve el problema inmediato o por quien promete que lo hará. Shafir le llama “ancho de banda mental”. Ignoro si conocen el concepto, pero estoy seguro que los operadores de los partidos y los candidatos lo intuyen perfecto. Me lo dijo un gobernador: “A la raza le vale madre. Quieren ver que les lleves algo”

De acuerdo con una nota de Expansión, desde 1997 los partidos políticos en México han recibido más de 66,648 MDP, de los cuales solo 11 mil han sido para campañas y el resto para gasto operativo. Por si eso no fuera suficiente, el reportaje la “Estafa Maestra” documentó como SEDESOL, con Rosario Robles a la cabeza, desvió más de 2 mil MDP de programas sociales. No hay que ser adivino para saber cómo se usa ese dinero.

Es dinero público, o sea NUESTRO dinero. Y a  través de él, los ciudadanos hemos venido financiando a los partidos para que lucren con la pobreza y la necesidad de la gente. Ellos le llaman “voto duro”. Un eufemismo para disfrazar un sistema electoral que tuerce nuestra democracia. Necesitamos otras reglas. Tenemos que cambiar los incentivos.

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